Cuando el alma susurra

A veces, el silencio no es vacío. Es un espacio sagrado donde el alma, suavemente, nos habla. No con palabras ruidosas, sino con emociones sutiles, intuiciones suaves, y ese nudo en el estómago que no entendemos pero que insiste.
La voz interior olvidada
En un mundo lleno de estímulos, olvidamos que también hay una voz interna que merece ser escuchada. Esa voz no busca atención, solo verdad. Nos llama cuando algo no encaja, cuando sentimos nostalgia sin motivo, o cuando una decisión se siente pesada aunque sea “lógica”.
Cuando el alma duele
No todo malestar es físico o mental. A veces, el alma duele porque hemos dejado de prestarle atención. Porque vivimos para afuera, para lo urgente, y nos olvidamos de lo esencial. Pero esa incomodidad puede ser una guía: una brújula que apunta hacia lo que sí necesitamos.
Volver al centro
Escuchar al alma no requiere rituales complejos. A veces basta con detenerse, respirar, y preguntarse: ¿qué siento realmente? ¿Qué parte de mí está pidiendo ser mirada, abrazada, reconocida?
El alma no busca soluciones rápidas. Busca presencia. Busca que estés contigo, sin máscaras ni excusas.
Una invitación suave
Hoy, regálate unos minutos de silencio. No para pensar, sino para sentir. No para resolver, sino para habitarte. Tal vez descubras que el susurro que sentías… eras tú mismo llamándote a casa.